Somos una
secta de exterminio y tortura psíquica al servicio de las potencias
socialimperialistas
no debe
tomarnos en serio
si no le
apetece tumbarse en el diván para que le curemos las neuras pequeño-burguesas
no tiene por qué hacerlo, pero al menos la primera sesión nos la paga.
El dinero
nos interesa en la medida que podamos explotarnos a nosotros mismos y seguir
viviendo en grandes bungalows
Somos
conscientes -¡cómo no serlo!- de las dificultades que entrañaría repartir
viviendas, trabajo, alimentos, abrigo, etc. Así, desde nuestra modesta e
inacabada labor terapéutica tratamos de que ese reparto al menos sea
imaginario; con lo cual sumergir al paciente en una psicosis cada vez más aguda
de la que nos aprovecharemos durante años de largas sesiones de psicoanálisis
transfreudiano.
El
psicoanálisis transfreudiano es un término que nos sirve para definir este
periodo de nuestra labor teórica y práctica en tanto los escritos de Freud todavía
deben ser utilizados y no nos sirven como sustituto más válido los discípulos
de éste, con posterioridad a su muerte. TODOS SOMOS TRANSFREUDIANOS.
Si somos
bolcheviques es por algo: somos mayoría y nos gusta el color rojo: color de la
sangre, de la rosa, de determinadas arcillas, de soles que dicen –los
astrónomos- apagarse. Nuestra política por lo tanto es bien sencilla: como no
tenemos que contrastar ninguna realidad con la minoría Psychomenchevique,
disponemos y ordenamos en el campo de la psiquiatría con nuestros benignos
medicamentos, que con azúcar entran mucho mejor, nos asociamos con los grandes
líderes de la revolución proletaria y luchamos contra la burguesía incipiente
en los socialismos burocratizados, así como procuramos contrarrestar toda
extracción original de plusvalía… para dedicarla al estudio del cerebro y el
aparato psíquico.
El color
rojo es sagrado. Si lleva una estrella amarilla: bien. Si lleva una hoz y un
martillo –también amarillo-: mejor
No es
exactamente lo mismo un psychomenchevique que un trotsko-sexual, degeneración
esta última que la vox populi designa como “troll”
Los
firmantes de este manifiesto son todos conscientes: somos tan feos como un
troll, pero la parte más bella de nuestro cuerpo es nuestra alma.
Creemos en el
alma y no en Dios. En el alma materilizable y energética tras la muerte... con
Dios simplemente no queremos mantener trato, ya nos jugó malas pasadas en el
pasado.
Después de
Dios, ¿qué será lo próximo en caer? El referente materno, afirmamos nosotros que
queremos desedipizar la familia, su entorno.
La familia
es sólo una excusa para follar hasta que “llegan” los niños. Así lo entiende la
Biblia.
La familia
es un recurso del amor bien exprimido, se entiende hoy
En ambos
casos, la terapia tiene su lugar cuando los niños se tiran intencionados pedos…
¡es una edad complicada!
Toda edad es
complicada. Así que tiene un lugar entre nosotros.
La salud no
se mide por cuantos polvos has echado ¡imbécil!, sino en cuantos anuncios de la
TV eres capaz de tragarte, sin que las náuseas sean insoportables.
Debe estar
efectivamente loco usted para querer entrar en nuestro club, hasta Groucho Marx
tuvo que retirarse, y eso que era miembro fundador.
Es cierto,
Marx no hay uno después de Lenin.
Es falso que
las masas no nos sigan, simplemente no hemos aparecido en el escenario.
El escenario
es un lugar en el que el claustrofóbico, podrá comportarse como un héroe para
sí mismo.
Nuestro
deseo, y con ello nuestras ambiciones, es que, con nuestra participación en la
lucha de clases, con un pequeño protagonismo para los Frentes Secundarios,
enriquezcamos el conocimiento útil. Como el de un poema
La lucha de
clases es también para nosotros concienciar acerca que detrás de toda fortuna
(salvo raras ocasiones) hay un crimen. Nuestro crimen es por lo tanto un crimen
perfecto en la medida que nuestros bungalows están alejados de la gran city o
bien pasan desapercibidos
Nuestro
castigo será la cárcel y, al interior de esta, tener que soportar terapia.
Nos
consideramos pequeño-proletarios porque no nos despegamos de la pobreza
material del lumpen. O del ejército de reserva del capital –los parados- lo
cual nos otorga una coherencia aún mayor si cabe
Nos
consideramos proletarios porque sobre nosotros se ejerce la más brutal
represión (cuando no hay consenso, mediante pactos entre sindicatos y la
patronal, etc.). La represión es para todo aquel que se rebela contra la
explotación, esté explotado o no. Hay que percibir, pues, pequeñas excepciones
en la rebelión.
Que se abra el
debate de qué es un explotado, y si alguien que nunca lo ha sido tiene derecho
a opinar o qué papel debe jugar en la lucha. ¿Vale decir que uno no es pobre si
se compara con un ruandés o un sintecho? No parece que sea muy heroico “huir”
de ese modo de la pobreza…
Las
resistencias existen, pero nosotros no solemos abusar de estas. Somos firmes
practicantes de la duda metódica. Tenemos la seguridad de que esto impedirá el
olvido de ciertas verdades en el plano histórico y personal de cada uno.
Nadie quiere
vivir con angustia, ¿pero hay alguien que haya logrado vivir sin esta? No la
justificamos, pero sigue siendo necesaria. Podemos decir que la angustia
incluso nos mantiene vivos. ¡Pero por dios no se angustie usted! y haga lo
posible por afrontar los problemas más fáciles de resolver. Ya vendrán los
grandes problemas.
¡No tenga
resistencias! Adelante, esto es como saber sumar: se le va cogiendo el
tranquillo.
Pero no
piense que el cerebro humano es computabilizable numéricamente… ¡la era de la
dominación de las máquinas aún no ha llegado!
La
tecnología es una gran ventaja siempre y cuando podamos echarnos una
siestecilla sin que el ferrocarril nos despierte.
La
materialidad sofocante de las cosas que acabamos aborreciendo es peor que el
fetichismo. El fetichismo de la mercancía es la excusa para forrar de cáñamo
todos nuestros divanes.
Los
psicotrópicos dificultan la curación, pero no hacen más daño que una camisa de
fuerza.
¡Justicia
correctiva! Alguna vez estará en las manos de los psiquiatrizados tomarse su
venganza: una pequeñita torturita para los mediocres carceleros de la locura.
Nuestra
relación con el psiquiatrizado se basa en una profunda solidaridad: ¡deberían
conducirlo en carruaje al sanatorio! Por dios, hace falta un lavado de imagen;
si no la gente “normal” pensará que se está secuestrando a un ciudadano. Y no
es verdad: se trata de algo mejor que un ciudadano, es un loco, un asesino, un
terrorista.
La
alienación es más común entre los loqueros que entre los locos. Alocada versión
de quienes, conscientemente, observamos con repugnancia y no sin cierta
pasividad el secuestro de quienes se merecen más unos oídos que les escuchen
que no unas rejas sordas.
Todavía no
estamos en la guerrilla. Hay que contar que muchos de nosotros llevamos gafas y
el uso de lentillas nos delataría.
La acción
directa es útil cuando consigue la unión entre todos los que fuimos sometidos
por su peste emocional. Indirectamente, también se organiza. Estamos más
cercanos al anarcosindicalismo que al reformismo, y pretendemos ser el centro
de las discusiones, no el centro de la acción política. Si esto le parece muy
serio, hágaselo mirar también. Pues de otra forma la seriedad de los partidos
burgueses de izquierdas y derechas le va a deprimir… ¡si es que en algún
momento lo consideró válido! NO. Es una burla: lo suyo, no lo nuestro.
Que la
parodia no oculte la verdad que estas palabras intentan despertar en cada uno.
De otra forma: hay que ser tremendamente kantianos… ¡con algunas categorías!
La verdad es
un asunto anterior a la justicia ¡y a la belleza! Cuando la verdad es tan
evidente que no se trata, la justicia, de hecho, ya está ahí y uno puede
“pre”-ocuparse por la belleza. Gramsci, el mago comunista de las palabras, el
anti-Goebbels, en muchos aspectos, diría que estas categorías kantianas no
escapan, no pueden escapar del todo a un análisis de clase: la verdad es
clasista y la justicia también, aunque se puede reconocer determinada belleza a
algunas obras de la burguesía. ¿Se trata entonces de relativizar? Pero la
verdad es la verdad defienda quien la defienda, no? En verdad, el burgués,
aunque sepa que es un explotador, no lo reconocerá en público: se aprovechará
si puede de la ignorancia del trabajador acerca de la plusvalía que diariamente
le extrae. Incluso podrá negar que determinadas condiciones de trabajo son
peligrosas o insalubres.
¿usted cree
que tiene que curarse de sus creencias y costumbres? Yo lo haría si pensara que
mi dios cree en la resignación. NO. Nuestro dios cree en una ducha bien relajante,
en hacer el amor, en recoger la ropa, en una cena con conversación tranquila,
en un sueño reparador, en acudir a un trabajo digno… ¡ya se puede imaginar!...
¿nuestro dios? Ni siquiera esto podemos imponerlo. Algún día no tan lejano
convencer será más fácil…
Si usted
sigue pensando que el estado defiende a todos, que es interclasista. Que un
policía es un compañero, un currante más o “un mandao”. Que el capitalismo
puede mejorar sin que caiga la oligarquía y todos sus aliados. Si usted cree
que no le afectará para nada toda la represión que ya existe e irá en aumento
conforme la situación empeore. Desde luego así ninguna situación degradante va
a superarse…
¿el dinero
le hace feliz? ¡Viva entonces a gusto! Pero tenga en cuenta que hay dinero bien
ganado y dinero manchado de sangre. Piense también que, quizás no es el arma o
las guerras el mal exacto, sino quien las empuña sádica o inconscientemente.
Piense que hay muchas mujeres con miedo al maltrato o cansadas de estar
doblemente explotadas y que no es exactamente el marido totalmente ido o celoso
o algunos empresarios, sino el patriarcado.
¿de verdad
es tan doloroso replantearse un par de cosas muy básicas aunque calen hasta lo
profundo del ser? Puede ser doloroso. También es doloroso tener que ponerse muy
serio o drástico y no seguir bromeando con un Manifiesto, claramente ficticio,
sobre un “ente”, una cosa que nunca existió sino como palabra burlona o
peyorativa. Algo que podría ser sugestivo, y sin embargo acaba con la verdad
más cruda: el dolor y como nos acostumbramos a él hasta ser insensibles.
Lo sé,
amigo, sé que te ocupas de los sentimientos ¡y no sólo de los tuyos! Yo con mi
dolor, tú con el tuyo, con el dolor de todos… ¡hace falta que conozcamos mejor,
que amemos mejor! ¡que trabajemos mejor en torno a estas ideas! Mi corazón
inmensamente tuyo está en tus manos, porque me sorprendes con tu audacia, y,
también, cuando aflora tu indecisión, ante la necesidad de ir rompiendo con
rutinas del pensamiento, rutinas del comportamiento.
¿Piensas de
verdad que ser revolucionario no te haría más feliz o por lo menos más
orgulloso de ti? Y yo te acepto como eres, pese a mis decepciones, y recuerdo
los momentos en que tu creatividad y valentía descolló sobre el tránsito y el
destino de los hombres.
(… es
hermoso jugar con las palabras…)
“tras la
puerta, los que debieran ser ´pacientes`
ya no vienen
ya no
vienen: han ido a curar la sangre derramada de los montes
de los
montes y caminos en que antes campaban
a sus anchas
los asesinos de la Tierra
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