lunes, 26 de agosto de 2013

MANIFIESTO PSYCHOBOLCHE (con llanto, seriedad y bromas picantes)



 
Somos una secta de exterminio y tortura psíquica al servicio de las potencias socialimperialistas

no debe tomarnos en serio

si no le apetece tumbarse en el diván para que le curemos las neuras pequeño-burguesas no tiene por qué hacerlo, pero al menos la primera sesión nos la paga.

El dinero nos interesa en la medida que podamos explotarnos a nosotros mismos y seguir viviendo en grandes bungalows

Somos conscientes -¡cómo no serlo!- de las dificultades que entrañaría repartir viviendas, trabajo, alimentos, abrigo, etc. Así, desde nuestra modesta e inacabada labor terapéutica tratamos de que ese reparto al menos sea imaginario; con lo cual sumergir al paciente en una psicosis cada vez más aguda de la que nos aprovecharemos durante años de largas sesiones de psicoanálisis transfreudiano.

El psicoanálisis transfreudiano es un término que nos sirve para definir este periodo de nuestra labor teórica y práctica en tanto los escritos de Freud todavía deben ser utilizados y no nos sirven como sustituto más válido los discípulos de éste, con posterioridad a su muerte. TODOS SOMOS TRANSFREUDIANOS.

Si somos bolcheviques es por algo: somos mayoría y nos gusta el color rojo: color de la sangre, de la rosa, de determinadas arcillas, de soles que dicen –los astrónomos- apagarse. Nuestra política por lo tanto es bien sencilla: como no tenemos que contrastar ninguna realidad con la minoría Psychomenchevique, disponemos y ordenamos en el campo de la psiquiatría con nuestros benignos medicamentos, que con azúcar entran mucho mejor, nos asociamos con los grandes líderes de la revolución proletaria y luchamos contra la burguesía incipiente en los socialismos burocratizados, así como procuramos contrarrestar toda extracción original de plusvalía… para dedicarla al estudio del cerebro y el aparato psíquico.

El color rojo es sagrado. Si lleva una estrella amarilla: bien. Si lleva una hoz y un martillo –también amarillo-: mejor

No es exactamente lo mismo un psychomenchevique que un trotsko-sexual, degeneración esta última que la vox populi designa como “troll”

Los firmantes de este manifiesto son todos conscientes: somos tan feos como un troll, pero la parte más bella de nuestro cuerpo es nuestra alma.

Creemos en el alma y no en Dios. En el alma materilizable y energética tras la muerte... con Dios simplemente no queremos mantener trato, ya nos jugó malas pasadas en el pasado.

Después de Dios, ¿qué será lo próximo en caer? El referente materno, afirmamos nosotros que queremos desedipizar la familia, su entorno.

La familia es sólo una excusa para follar hasta que “llegan” los niños. Así lo entiende la Biblia.
La familia es un recurso del amor bien exprimido, se entiende hoy

En ambos casos, la terapia tiene su lugar cuando los niños se tiran intencionados pedos… ¡es una edad complicada!

Toda edad es complicada. Así que tiene un lugar entre nosotros.

La salud no se mide por cuantos polvos has echado ¡imbécil!, sino en cuantos anuncios de la TV eres capaz de tragarte, sin que las náuseas sean insoportables.

Debe estar efectivamente loco usted para querer entrar en nuestro club, hasta Groucho Marx tuvo que retirarse, y eso que era miembro fundador.

Es cierto, Marx no hay uno después de Lenin.

Es falso que las masas no nos sigan, simplemente no hemos aparecido en el escenario.

El escenario es un lugar en el que el claustrofóbico, podrá comportarse como un héroe para sí mismo.

Nuestro deseo, y con ello nuestras ambiciones, es que, con nuestra participación en la lucha de clases, con un pequeño protagonismo para los Frentes Secundarios, enriquezcamos el conocimiento útil. Como el de un poema

La lucha de clases es también para nosotros concienciar acerca que detrás de toda fortuna (salvo raras ocasiones) hay un crimen. Nuestro crimen es por lo tanto un crimen perfecto en la medida que nuestros bungalows están alejados de la gran city o bien pasan desapercibidos

Nuestro castigo será la cárcel y, al interior de esta, tener que soportar terapia.

Nos consideramos pequeño-proletarios porque no nos despegamos de la pobreza material del lumpen. O del ejército de reserva del capital –los parados- lo cual nos otorga una coherencia aún mayor si cabe

Nos consideramos proletarios porque sobre nosotros se ejerce la más brutal represión (cuando no hay consenso, mediante pactos entre sindicatos y la patronal, etc.). La represión es para todo aquel que se rebela contra la explotación, esté explotado o no. Hay que percibir, pues, pequeñas excepciones en la rebelión.

Que se abra el debate de qué es un explotado, y si alguien que nunca lo ha sido tiene derecho a opinar o qué papel debe jugar en la lucha. ¿Vale decir que uno no es pobre si se compara con un ruandés o un sintecho? No parece que sea muy heroico “huir” de ese modo de la pobreza…

Las resistencias existen, pero nosotros no solemos abusar de estas. Somos firmes practicantes de la duda metódica. Tenemos la seguridad de que esto impedirá el olvido de ciertas verdades en el plano histórico y personal de cada uno.

Nadie quiere vivir con angustia, ¿pero hay alguien que haya logrado vivir sin esta? No la justificamos, pero sigue siendo necesaria. Podemos decir que la angustia incluso nos mantiene vivos. ¡Pero por dios no se angustie usted! y haga lo posible por afrontar los problemas más fáciles de resolver. Ya vendrán los grandes problemas.

¡No tenga resistencias! Adelante, esto es como saber sumar: se le va cogiendo el tranquillo.

Pero no piense que el cerebro humano es computabilizable numéricamente… ¡la era de la dominación de las máquinas aún no ha llegado!

La tecnología es una gran ventaja siempre y cuando podamos echarnos una siestecilla sin que el ferrocarril nos despierte.

La materialidad sofocante de las cosas que acabamos aborreciendo es peor que el fetichismo. El fetichismo de la mercancía es la excusa para forrar de cáñamo todos nuestros divanes.

Los psicotrópicos dificultan la curación, pero no hacen más daño que una camisa de fuerza.

¡Justicia correctiva! Alguna vez estará en las manos de los psiquiatrizados tomarse su venganza: una pequeñita torturita para los mediocres carceleros de la locura.

Nuestra relación con el psiquiatrizado se basa en una profunda solidaridad: ¡deberían conducirlo en carruaje al sanatorio! Por dios, hace falta un lavado de imagen; si no la gente “normal” pensará que se está secuestrando a un ciudadano. Y no es verdad: se trata de algo mejor que un ciudadano, es un loco, un asesino, un terrorista.

La alienación es más común entre los loqueros que entre los locos. Alocada versión de quienes, conscientemente, observamos con repugnancia y no sin cierta pasividad el secuestro de quienes se merecen más unos oídos que les escuchen que no unas rejas sordas.

Todavía no estamos en la guerrilla. Hay que contar que muchos de nosotros llevamos gafas y el uso de lentillas nos delataría.

La acción directa es útil cuando consigue la unión entre todos los que fuimos sometidos por su peste emocional. Indirectamente, también se organiza. Estamos más cercanos al anarcosindicalismo que al reformismo, y pretendemos ser el centro de las discusiones, no el centro de la acción política. Si esto le parece muy serio, hágaselo mirar también. Pues de otra forma la seriedad de los partidos burgueses de izquierdas y derechas le va a deprimir… ¡si es que en algún momento lo consideró válido! NO. Es una burla: lo suyo, no lo nuestro.

Que la parodia no oculte la verdad que estas palabras intentan despertar en cada uno. De otra forma: hay que ser tremendamente kantianos… ¡con algunas categorías!

La verdad es un asunto anterior a la justicia ¡y a la belleza! Cuando la verdad es tan evidente que no se trata, la justicia, de hecho, ya está ahí y uno puede “pre”-ocuparse por la belleza. Gramsci, el mago comunista de las palabras, el anti-Goebbels, en muchos aspectos, diría que estas categorías kantianas no escapan, no pueden escapar del todo a un análisis de clase: la verdad es clasista y la justicia también, aunque se puede reconocer determinada belleza a algunas obras de la burguesía. ¿Se trata entonces de relativizar? Pero la verdad es la verdad defienda quien la defienda, no? En verdad, el burgués, aunque sepa que es un explotador, no lo reconocerá en público: se aprovechará si puede de la ignorancia del trabajador acerca de la plusvalía que diariamente le extrae. Incluso podrá negar que determinadas condiciones de trabajo son peligrosas o insalubres.

¿usted cree que tiene que curarse de sus creencias y costumbres? Yo lo haría si pensara que mi dios cree en la resignación. NO. Nuestro dios cree en una ducha bien relajante, en hacer el amor, en recoger la ropa, en una cena con conversación tranquila, en un sueño reparador, en acudir a un trabajo digno… ¡ya se puede imaginar!... ¿nuestro dios? Ni siquiera esto podemos imponerlo. Algún día no tan lejano convencer será más fácil…

Si usted sigue pensando que el estado defiende a todos, que es interclasista. Que un policía es un compañero, un currante más o “un mandao”. Que el capitalismo puede mejorar sin que caiga la oligarquía y todos sus aliados. Si usted cree que no le afectará para nada toda la represión que ya existe e irá en aumento conforme la situación empeore. Desde luego así ninguna situación degradante va a superarse…

¿el dinero le hace feliz? ¡Viva entonces a gusto! Pero tenga en cuenta que hay dinero bien ganado y dinero manchado de sangre. Piense también que, quizás no es el arma o las guerras el mal exacto, sino quien las empuña sádica o inconscientemente. Piense que hay muchas mujeres con miedo al maltrato o cansadas de estar doblemente explotadas y que no es exactamente el marido totalmente ido o celoso o algunos empresarios, sino el patriarcado.

¿de verdad es tan doloroso replantearse un par de cosas muy básicas aunque calen hasta lo profundo del ser? Puede ser doloroso. También es doloroso tener que ponerse muy serio o drástico y no seguir bromeando con un Manifiesto, claramente ficticio, sobre un “ente”, una cosa que nunca existió sino como palabra burlona o peyorativa. Algo que podría ser sugestivo, y sin embargo acaba con la verdad más cruda: el dolor y como nos acostumbramos a él hasta ser insensibles.

Lo sé, amigo, sé que te ocupas de los sentimientos ¡y no sólo de los tuyos! Yo con mi dolor, tú con el tuyo, con el dolor de todos… ¡hace falta que conozcamos mejor, que amemos mejor! ¡que trabajemos mejor en torno a estas ideas! Mi corazón inmensamente tuyo está en tus manos, porque me sorprendes con tu audacia, y, también, cuando aflora tu indecisión, ante la necesidad de ir rompiendo con rutinas del pensamiento, rutinas del comportamiento.

¿Piensas de verdad que ser revolucionario no te haría más feliz o por lo menos más orgulloso de ti? Y yo te acepto como eres, pese a mis decepciones, y recuerdo los momentos en que tu creatividad y valentía descolló sobre el tránsito y el destino de los hombres.

(… es hermoso jugar con las palabras…)
“tras la puerta, los que debieran ser ´pacientes`  ya no vienen
ya no vienen: han ido a curar la sangre derramada de los montes
de los montes y caminos en que antes campaban
a sus anchas los asesinos de la Tierra

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