sábado, 15 de diciembre de 2012

EN MOMENTOS DUBITATIVOS


cuando no sé si puedo dejar de dudar
o pensar
o escribir lo que pienso
si no sé si necesito consuelo
o que me espabilen
o simple paz.
En esos momentos, mi amigo
¡cuanta falta me haces!
y esperando que llegues
desesperando que llegues
sin sacar ninguna conclusión
sino soledad sino soledad inconclusa fastidio nostalgia
¿o me falta buscar mundo?
¿pero y si esa búsqueda fuera inmunda?
Y ningún juego de palabras entretuviera a la muerte
que con sorna urge al descubrimiento
por ejemplo: que hoy ha hecho calor
y se ha levantado un viento terrible
que sería muy fácil para mí hablar de colores:
los de una simple paleta: ¡Cuánto más paleta mejor!
Quizás es eso: en soledad se te ocurren las mayores tonterías…
¿la mayor tontería? Dudar
pero no dudar de lo que piensas (que sería otra cosa)
sino dudar qué hacer
dudar si echar a correr por la playa
-alguien hace una broma pesada sobre una ola gigante, ¿soy yo?...-
Dudar si ir al cine para ver una película sin ninguna referencia
¡cuando podría seguir hablando de colores
sin que ustedes lo percibieran!...
Dudar cartaginesamente
¡o como un argentino!
Terrible. Por eso te urjo amigo.
Porque tú eres el único que me entiende…
¿lo ves? Ya me has hecho reír, tú, mi peor enemiga
soledad que me abrazas al tiempo que llega alguien a la puerta
y otro suelta el chiste ingenioso ¡y nadie lo percibe!

Con tres o cuatro copas ya estará listo el poema
y podremos olvidar otros como este
son momentos dubitativos en que uno ignora a todas luces
la verdad de sus palabras. Será que fui girando en la escala cromática
hasta dejarlo todo brillante y pulido.

No sé si es momento
de fumar
de jugar
de saludar a la intemperie nuevas estaciones de rocío (mi muy mejor amiga)
nuevas estaciones donde la duda sea un niño que juegue con ella
nuevas estaciones donde pueda leer un poema –no este, quizás-,
y jugar a que soy mejor crítico
muy peor político
o perla-lugar para enloquecer mientras te sumerges en mí
pues la sola voz del viento paranoidea en mañanas como esta
soledad del poema
le compraré un hermano
y rezaré por la desmercantilización
pues no sé qué hacer ya con esta forma senil de hacer las cosas…

No hay comentarios:

Publicar un comentario