Debemos protegernos del nazifascismo
pero debemos proteger también a la poesía
de la vulgaridad
La vulgaridad es un libro cerrado, un rito pesado
un repetitivo aviso de la decadencia y el antigozo.
Su contrario no es el dandynismo ni el comunismo.
Sino la singularidad, la originalidad, la autenticidad
y la genuinidad
Esto sabe a poco... ¡pues cómete un ciruelo!
¿ya pasó El Mediodía y Zaratustra dejó su silencio impreso en la conciencia de los hombres? Un cigarrito, un café/ qué más se puede pedir/ quizás que no sepa a humo/ o que no esté frío/ que bajen el precio/ o te suban el salario/ que haya más descansos/ o que no se vaya TAN a destajo
No hay comentarios:
Publicar un comentario