sábado, 22 de diciembre de 2012

PROTEGER A LA POESÍA

Debemos protegernos del nazifascismo
pero debemos proteger también a la poesía
de la vulgaridad

La vulgaridad es un libro cerrado, un rito pesado
un repetitivo aviso de la decadencia y el antigozo.
Su contrario no es el dandynismo ni el comunismo.

Sino la singularidad, la originalidad, la autenticidad
y la genuinidad

Esto sabe a poco... ¡pues cómete un ciruelo!

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